lunes, 25 de mayo de 2015

Reseña: La Deriva


Hace mucho que no tardaba tanto en sentarme a escribir una reseña acerca de una obra literaria, sin embargo, ésta vez, la obra que me topé de frente, desafió mis pensamientos, mis emociones y en términos generales, rozó membranas sensibles de mis adentros.

La deriva, de la fenomenal dramaturga, directora y aventurera: Stephy de León es una obra que en resumidas cuentas, nos transporta a través de su trama a diferentes partes del mundo, así como al exterior e interior de Lehoia, una chica que al cumplir sus 18 años decide ir en busca de su pasado sin la menor idea de que en realidad todo su futuro y su presente se vería infinitamente alterado.




En su camino, Lehoia encuentra varios personajes que de una u otra forma tienen que ver con gran parte de su vida, sin que ella supiera siquiera de su existencia. El viaje lo realiza a bordo de un velero hecho a mano por su padre, sin embargo, el destino la conduce a una ruta mucho más afortunada a través de grabaciones, sueños, algunas reliquias y un curioso amuleto poseedor de desgracias.

No profundizaré más en la trama, debido a que no pretendo robarte más experiencia. Sin embargo, como única excepción tocaré más tarde el impacto que el final provocó en mi interior y que deseo extenderlo.

Siguiendo con los recursos propios de la obra, primero te comparto con mi opinión:
los dioses literarios y el universo entero confabularon para presentar ésta primera temporada en un escenario pequeño pero basto de recursos como es el teatro “La Capilla”. Por supuesto, la misericordia de esas deidades no se hubiera conmovido si la compañía realizadora de la obra no tuviera el talento, el coraje, y el fuego necesario para explotar una obra no basada en una mera historia, si no que nace de la esencia misma de la experiencia de su autora.

Ciertamente, durante el desempeño de la obra noté ciertos aspectos, ciertos rasgos que afectaron la puesta en escena. Me explicaré :

1.    La voz en off (necesaria en la grabación del padre) hace que se adormezca un poco la dinámica a la que nos vimos afortunadamente sometidos durante toda la obra y desde el primer minuto.

2.   Aunque fueron pocos, existieron algunos errores en el desempeño de la obra, principalmente en los diálogos erróneos de algunos personajes, por supuesto esto lo menciono con el compromiso de enriquecer y retro alimentar a la compañía y en ningún momento demeritando ni poniendo en duda el talento de los actores y la calidad de la obra que en ambos casos que es excepcional.

3.  Y que quede claro que este punto es una opinión aún más personal. Estoy consciente que el horario en que se presenta la obra no es una situación que controle la producción ni su grupo de actores, sin embargo, pido por favor que muevan cielo mar y tierra las presentaciones de la siguiente temporada a un horario más accesible adaptado a los horarios que las personas comúnmente tienen disponible para disfrutar de un buen teatro, pues considero que presentarse Lunes a las 8 de la noche debe ser una blasfemia cultural para la gente que puede asistir a verla y eso no se le desea a nadie.



Y como lo prometido es deuda voy a permitirme este momento para tocar el final. Cuando le pregunté a Stephy acerca de su parte favorita de la obra ella sin dudarlo un solo segundo el volcán. Éste volcán ubicado en Guatemala, fue visitado por la escritora y su respuesta fue maravillosa, le impactó sentir bajo sus suelas ese ardo, ese fuego y esa vida que reposa por debajo de todos pero que no cualquiera tiene la fortuna de contactarse con él para ella ese final realmente representa un inicio percibe ese fuego en el interior de la tierra como el coraje y la energía que penosamente duerme en la entrañas de muchos y que aún de una forma más trágica y que aún de una forma más trágica queda pasiva mientras más pasa estos que no entendemos a lo que le llamamos vida.

Como mensaje final reitero mis felicitaciones y mi admiración a la escritora Stephy León y su maravilloso equipo poniéndome a sus ordenes para seguir de cerca el desarrollo de la deriva y de los siguientes proyectos en los que se animen a navegar, con toda la posibilidad que tengo como escritor amante del teatro y ser humano.

Les mando un fuerte abrazo y misma sentida gratitud por tomarse el tiempo de leer ésta reseña donde he buscado transmitirle toda la emoción que esta excelente obra provocó en mi y les dejo dos primicias que aprendí de ellas:

La primera es que como la oí de viva voz de su autora, debemos ser como el fénix atrevernos a morir y resurgir de nuestras propias cenizas ocupar ese fuego interno como elemento purificador.

Y el segundo, siempre hay esperanza en La Deriva.




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